La caza mayor, las imágenes de cazadores posando junto a elefantes o leones muertos no suscitan hoy en día muchas simpatías. Pero, paradójicamente, es una actividad que, a veces, abre posibilidades para la conservación de la naturaleza.<br /><br /><br />En las redes sociales apenas se encuentran menciones positivas de la caza mayor, los safaris y actividades semejantes. ¿Pero es realmente tan sencillo? Hay proyectos cinegéticos que garantizan la supervivencia de especies en peligro de extinción. Siempre que estén bien administrados. <br />En el sureste de Zimbabue se encuentra Sango, una reserva privada de caza. Es propiedad del hamburgués Wilfried Pabst. El funcionamiento de Sango se financia en un 60% mediante el llamado uso sostenible, es decir, la caza de trofeos animales. Pabst ya ha sido criticado por eso. La idea en Sango es: disparar a los animales de forma individual y utilizar los ingresos para proteger a los restantes. Pabst ha tenido tanto éxito con su modelo que ahora simplemente tiene demasiados individuos de algunas especies en Sango en relación con la extensión de la reserva.<br />Los elefantes en particular son un gran problema. Los gigantes grises comen unas 20 horas al día y destruyen su propio hábitat. Pabst debe reducir su número para proteger el lugar. Tiene permiso para matar 100 elefantes, pero ama a sus animales y busca alternativas. Entonces aparece una solución sorprendente. Cientos de kilómetros más al norte se encuentra Rifa, un pintoresco paraje a orillas del río Zambeze. El empresario de Núremberg, Ralph Koczwara, ha arrendado la zona. Y tiene una idea espectacular. Quiere trasladar a los elefantes. Una operación de rescate única está a punto de comenzar. ¿Cómo se transportan familias de elefantes?